Un poema para esas mujeres que venden si cuerpo.
Dulce viento que despierta las mañanas
suave brisa que adormece los lirios de sus ojos
aire que riza sus sentidos más s dolidos
frio que hiela sus entrañas en la madrugada
calles desiertas, a horas de golfas y golfos bebidos,
voces cazalleras, gritando a las mañanas.
Regresan con bolsos repletos de desesperación,
sin pena, ni gloria desayunan en el bar de la esquina,
luces de neón se van apagando, esfumándose
ellas la realidad presenciando,
silenciosas se van retirando a sus guaridas diurnas
ocultándose tras disfraces de amas de casa.
Detrás vidas rotas, sueños imposibles,
lloran, en esquinas de tacones desgastados,
sollozan, en portales de primaveras violadas,
sin saber, ni cómo ni dónde empezó,
andanzas por mundos de compra y venta
de babas, semen y olores repugnantes.
Pequeñas muñecas desgastadas,
cuerpos fantasmagóricos,
carmín y maquillaje barato,
en noches de enero a diciembre… amantes perfectas,
de día esclavas del silencio, disimulo impecable
en un mundo hipócrita, despreciable
saturado de víboras arrastrándose…
Amanece y se retiran de veladas atragantadas,
de felaciones y posturas malabaristas,
en camastros repletos de inmundicia,
siempre forzadas por la miseria sin fortuna,
en la cautividad de cuevas oscuras
donde la música suena muda
y su existencia se escribe con tinta invisible.
Hasta mañana muñeca de porcelana
👏👏👏
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