Creo que nunca existirá algo más bonito y maravilloso que la ayuda a los demás. La generosidad invisible, el dar sin condiciones, el preocuparse por alguien sea quien sea y haga lo que haga en su vida. Ayer leía que los comerciantes del mercado de Horta se habían fotografiado para un calendario, con la recaudación darán de comer a muchas personas que cada día se acercan a las iglesias, a servicios sociales, etc. a pedir algo de comer. Estamos llegando a un límite que pocas personas sospechan. Cada día hay más pobres y menos trabajadores en activo, menos dinero, más deuda todo eso va haciéndose una pelota cada vez más grande.
El otro día en faacebook preguntaban ¿La deuda afecta tu vida o la de alguien que conoces? ¿Lo puedes explicar en cuatro líneas?
Creo que todos conocemos a alguien así, o tenemos en la familia alguien así. Lo más importante, aunque parezca mentira es que debemos tener esperanza, fe, no decaernos ante nada ni nadie, solo así se sale de los baches, solo así puedes superar situaciones límites.
Me encantaría poder ayudar a algunos de mis amigos que están así. Unos no trabajan hace meses y años, otros han empezado a trabajar pero no les pagan y eso merma todo, el carácter, el humor, la personalidad, la convivencia…..
Hoy quiero dedicar este post a miles de personas anónimas que están detrás de cada trocito de pan, de cada persona que no tiene para comer, detrás de esas cosas que no se ven pero que existen, de esas personas que no hacen propagandas de sus actos pero están ahí apoyando y ayudando a tanta gente.
La empatía, la generosidad, humanidad creo que son los mejores valores que pueda tener una persona, porque siendo así puedes hacer cualquier cosa en la vida.
Gracias a esos invisibles seres, que cada día ayudan a alguien. Ojala nos pudiéramos poner en la piel de esas personas que no tienen nada, pero tampoco piden nada.
En varias ocasiones he hablado de este tema, de los sin techo, de los que viven en la más absoluta miseria, porque creo que es un tema que hay que hablarlo, recordarlo, concienciarlo porque esas personas se merecen el mismo respeto y atención que las demás.
Me indigna pasar por el parque del Nen de la Rutlla y que la gente mire con desprecio a esas personas que viven ahí, si huelen, gritan, están borrachos cada día, duermen en los cajeros, llevan las ropas todas sucias y mojadas de sus orines, pero SON PERSONAS, que en un momento dado quedaron atrapadas en un lugar del que la mayoría no sale.
Conozco a una de esas personas que vivien en la calle lo llamaré Pedro, no quiero identificarlo, guardo muy bien el anonimato de las personas, él es uno de ellos, vive en la calle, es diferente a todos, según dicen tiene carrera, tenía una vida normal. Ahora vive durante el día andando por las calles, y de noche busca un rincón escondido en los porches de alguna tienda, abrazado a cartones que le refugian de una noche húmeda y fría. Pedro es la persona más educada que he conocido, ayer vió que la chica del bar cuando cerraba por la noche, llevaba dos bolsas de basura grandes, y fue corriendo a cogerlas para ayudarla a tirarlas al container. Algunas veces entre en el bar pidiendo una botella de agua, «del grifo» que es buena, dice él. Yo a veces le pregunto si necesita algo, si quiere que le compre un bocadillo o comida, siempre dice «estoy bien, muchas gracias».
Siempre tiene esa sonrisa de surfista, esa sonrisa que derrumbaría a cualquier persona, por como está y nunca deja de sonreir.
Quizás él nunca sepa que he hablado de él, pero se lo merece, porque es una persona como cualquiera, un hombre bueno, que por circunstancias de la vida esta ahí. Pero, no hace daño a nadie, no molesta, y seguramente para muchos «ni siquiera es visible».
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