Regreso a Barcelona
Me había sentado junto a la ventanilla, para no perderme el placer de visualizar aquellos maravillosos parajes. Recordé cuando tan solo tenía 5 años los viajes con mi abuela, asientos de madera, el traqueteo de los vagones, el ruido ensordecedor de aquella chimenea de humo negro y el revisor que siempre me miraba con unos ojos de dulzura. Regresamos a Barcelona desde la Pobla de Masaluca-Faió, yo estaba triste, me acordaba de esos maravillosos días en el pueblo, corriendo, jugando entre las calles y las casas blancas envueltas en rosales rojos, amarillos y blancos de inolvidable perfume a felicidad.
La guerra no pudo con el tren
Llegaron los soldados por la carretera, cerca del emblase. Llegaban deprisa y con las armas en alto. Yo miré a mi padre, mis ojos lanzarón una especie de luz, se emmuecieron y mi padre se puso a llorar. Estaban sentado junto a su diminuta maleta, cerca del fuego, del hogar que había construido con sus manos, ahora tenía que irse, salió de la casa por la puerta de atrás y mirando con los ojos llenos de lagrimas subió al tren, el mismo que cada día pasaba cerca de la casa y del que jamás pensó que sería su verdugo.
Dos relatos muy buenos. Yo tambien estoy intentando hacer algo para el concurso, pero me cuesta hacerlo en tan pocas palabras. Nos vemos
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